En la Naturaleza dejar bien clara tu presencia es fundamental para buscar pareja, defender un territorio (y sus recursos) y para que durante tus días de polluelo dependiente puedas recibir comida de tus padres. No obstante, llamar mucho la atención puede delatarte frente a competidores, que te pueden disputar y robar la pareja y el territorio, y frente a depredadores, que pueden convertirte en su comida.
Buenos ejemplos de “rapaces chillonas” son las aves jóvenes aún no emancipadas de sus padres, las hembras que reclaman comida a sus machos y, sobre todo, los machos territoriales, posados o en vuelo, que reclaman la defensa de un territorio.


Como auténticas reinas de los cielos, muchas rapaces pueden ser realmente escandalosas. Sin embargo, las aves heridas o enfermas rara vez llegan a quejarse de sus males porque, sencillamente, no se pueden permitir delatar su estado a los atentos depredadores. Por este motivo, tristemente, las rapaces heridas o enfermas suelen morir en completo silencio.

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